San Patricio (o Saint Patrick, como prefieras) está considerado el santo patrón de Irlanda. En realidad nació en Banna Venta Berniae (Bennhaven Taberniae) (pueblecito de Escocia o posiblemente Northamptonshire) alrededor del año 385. Hoy no se encuentra en los mapas .
Su encuentro con la fe y su conversión al cristianismo no llegaron hasta que un grupo de piratas irlandeses lo secuestraron a la edad de 16 años. Se pasó los seis años siguientes como esclavo cuidando rebaños de ovejas. Mientras estaba cautivo en el norte de Irlanda en Mount Slemish en el condado de Antrim, Patrick aprendió el idioma y las costumbres de los irlandeses.
La Divina Providencia aprovechó este tiempo de esclavitud, de rudo trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo y prepararlo para sus futuros apostolados, pues en aquellas soledades dedicaba mucho tiempo a la oración y a la meditación. Él mismo dijo que hasta entonces «aún no conocía al verdadero Dios», queriendo decir que había vivido indiferente a los consejos y advertencias de la Iglesia.
Después de haber rezado mucho a Dios para que le iluminara lo que debía hacer, una noche soñó que una voz le mandaba salir huyendo y llegar hasta el mar, donde un barco lo iba a recibir. Huyendo, caminó varios kilómetros a pie hasta llegar al mar.
Y allí encontró el barco, pero el capitán se negaba a transportarlo. Entonces se dedicó a orar con fervor y Dios cambió la voluntad del capitán, el cual aceptó llevarlo hasta Francia.
San Patricio se hace monje y es consagrado obispo:
En Francia se hizo monje bajo la dirección de San Germán, obispo de Auxerre en Galia ( el nombre romano dado a una región de la Europa occidental actualmente ocupada por Bélgica, Francia, el oeste de Suiza, el norte de Italia y zonas de Alemania y los Países Bajos al oeste del Rin) el cual lo hizo instruirse en Sagradas Escrituras y dedicarse por largos tiempos a la oración y a la meditación. A veces en sueños le parecía oír voces de gente de Irlanda que le decía: «Ven a salvarnos». Se dedicó muchas horas a rezar, a leer y a meditar, preparándose para ser misionero.
Se fue a Roma a perfeccionar sus estudios y recibió la ordenación sacerdotal. Entonces el Papa Celestino le ordenó que se hiciera consagrar obispo para enviarlo de misionero a Irlanda ya que su primer enviado Paladio nunca logró cumplir esta misión porque a los doce meses de haber partido murió en el norte de Britania. En aquel entonces la mayor parte de los irlandeses eran paganos y seguían creencias druídicas. Lo consagró San Máximo, obispo de Turín, o posiblemente San Germán y enviado por el Sumo Pontífice se fue a Irlanda a evangelizar la isla.
Capturado y vendido como esclavo:
Una docena de veces fue hecho prisionero por los partidarios de las religiones paganas. Más de cinco veces trataron de asesinarlo. También los herejes pelagianos encontraron en Patricio un gran adversario, porque él vivía predicando que solamente seremos buenos si Dios nos concede la gracia de serlo. Pelayo negó la necesidad de la gracia para la salvación. En sus Confesiones dejó escrito: «Cada día vivo con peligro de ser secuestrado, de ser atacado a muerte, o de ser robado. Pero confío en la misericordia de Dios y cumplo lo que dice el Salmo 55: «Coloca tus preocupaciones en manos de Dios. Que el cuidará de ti».
San patricio se ganó la simpatía de los jefes:
Patricio empleó unas técnicas muy especiales que le produjeron grandes éxitos en la evangelización. La primera fue: ganarse la simpatía de los jefes. La isla estaba habitada por diversas tribus. Y al jefe de cada tribu se esmeró nuestro santo por ganárselo. Si el jefe se convertía a la fe católica, se convertían también muchos de sus súbditos. Si no se convertía pero aceptaba ser amigo, ya se había ganado un gran terreno con eso, y por lo general sus hijas u otros familiares se convertían y ya quedaba el campo abierto para seguir evangelizando.
La leyenda dice también que Patricio expulsó a todas las serpientes de Irlanda. El santo usaba el trébol (o el shamrock) para explicar el misterio de la santísima trinidad. Utilizaba un lenguaje sencillo al evangelizar. Por ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. Todos lo escuchaban con gusto, porque el pueblo lo que deseaba era entender. Patricius falleció (17 de marzo del año 461).
Datos interesantes:
En 1903, el 17 de marzo se convirtió en fiesta nacional en Irlanda y comenzó a ser conocida como día de San Patricio. Comenzó a celebrarse también en muchos más países ajenos a la órbita de Irlanda o Estados Unidos como Canadá, Argentina, Australia, Suiza o Rusia. Hasta se celebra en algunos lugares de Asia. Es una de las festividades más celebradas en todo el mundo.
La pequeña isla de Montserrat, también conocida como “La Isla esmeralda del Caribe” y la provincia canadiense de Newfoundland y Labrador son los únicos sitios del mundo donde también se celebra el día de San Patricio como fiesta nacional. Se calcula que se beben 5.5 millones de pintas de Guinness diariamente en todo el mundo pero esta cifra asciende a 13 millones de pintas el día de San Patricio.